A finales de 2006, una profesora comenzó a sospechar que no era sordo, ante lo que el Sergas decidió remitir al niño a un centro especializado de Barcelona, donde determinaron que el niño no era sordo, sino autista
La Consellaría de Educación no ha atendido todavía la petición de la familia del pequeño Miguel, que solicita un sistema de emisión de audio FM que le permita oír las clases sin dificultades.